Cómo servir una mesa

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Cuando quieras causar una buena impresión, nunca subestimes la etiqueta al servir una mesa con los invitados y sus platos.

Para el servicio de mesa, en caso de que no se disponga del personal, es bueno planificar todo, para evitar largas ausencias en la mesa, o la ausencia continua, de la responsable que deberá realizar el servicio.

¿Cómo servir en la mesa según la etiqueta? La mini guía

Tanto en casa como en el restaurante, los buenos modales en la mesa siempre son bienvenidos, especialmente en algunos contextos particularmente formales o cuando se quiere causar una buena impresión en alguien.

Hoy en día usar el teléfono inteligente durante una cena se considera una forma de mala educación. Los principios a la hora de definir la etiqueta en la mesa, empieza por cómo poner la mesa, cómo servir los platos y en qué orden con respecto a los comensales.

Si quieres atender bien y tener una buena impresión, echa un vistazo a esta pequeña guía para aprender cómo servir en la mesa de acuerdo con la etiqueta, evitando errores.

En la mesa: ¿a quién servir primero?

Organizar una cena perfecta que se pueda recordar durante mucho tiempo no requiere solo un menú y platos a la altura de la situación. El servicio también tiene sus reglas, especialmente cuando se trata de un gran número de comensales, tanto hombres como mujeres.

La primera pregunta que debes hacerte es: ¿a quién servir primero en una cena? En este como en otros casos, la respuesta es: las mujeres primero. El orden de servir según la etiqueta prevé, de hecho:

  • La invitada más importante que, de buena educación, quiere sentarse a la derecha del anfitrión.
  • Todas las mujeres comensales.
  • La anfitriona, última entre las mujeres, pero siempre servida antes que los hombres.
  • El invitado masculino más importante, sentado a la derecha de la anfitriona.
  • Todos los invitados masculinos.
  • El anfitrión.

Se permiten excepciones a este estricto orden en contextos de cenas en casa entre miembros de la familia, o excepciones en presencia de invitados célebres o autorizados que tendrán prioridad.

En cuanto a los niños, las reglas indican que se sienten en una mesa separada y se sirvieran por separado o, alternativamente, se les sirviera primero para evitar caprichos y mantenerlos en buen estado. 

Cómo servir los cursos en la mesa 

En algunos contextos, no es solo el orden en el que se sirven a los invitados lo que marca la diferencia, sino también la forma en que se les sirven los platos. 

A menos que dependa de camareros o personal experto del comedor, la regla general sobre cómo servir en la mesa de acuerdo con la etiqueta requiere que los platos se lleven al comensal a la izquierda. 

Los cubiertos colocados a la izquierda del plato también deben cambiarse desde la izquierda. Por el contrario, los platos vacíos o sucios deben retirarse y reemplazarse por la derecha, al igual que las bebidas se vierten por la derecha.

Lo importante es no dejar sobre la mesa platos sucios superpuestos a otros limpios (un «horror» verdaderamente imperdonable).

El orden de los platos

En una cena que se precie, también debe haber un orden muy específico para los platos que componen el menú. El orden de los platos según la etiqueta incluye:

  • Aperitivos.
  • Sopas (recomendadas para cenar) o pasta.
  • Pescado.
  • Carne.
  • Quesos.
  • Dulce.
  • Fruta. 

Cómo servir el pan en la mesa

¿En cuanto al pan? Si quieres aprender a servir de acuerdo con la etiqueta, no olvides que el pan debe servirse en un plato especial colocado a la izquierda, uno para cada comensal, o en una canasta, posiblemente entera y no rebanada, con pinzas.

La regla es un buen camarero

El camarero es, entre las profesiones de la hostelería, la más subestimada. Basta pensar en quienes se acercan a esta profesión, esperando encontrar un «trabajo real», sin pensar que quizás sea uno de los trabajos más «reales» que hay.

Pero el entrenamiento por sí solo no es suficiente para aprender cómo llevar una bandeja. Hay una serie de reglas «no escritas» a seguir para convertirse en un verdadero profesional en la industria.

Hay una serie de habilidades que te permiten realizar este trabajo de manera excelente y como ser más rápido. Algunas son innatas, forman parte de las inclinaciones del carácter, otras pueden adquirirse y mejorarse con la experiencia.

Amabilidad, paciencia y atención a la apariencia son solo algunos de los aspectos a poner en práctica para ofrecer el mejor desempeño laboral y ser mejor camarero.

Cómo convertirse en un (buen) camarero

No se trata solo de «servir», es mucho más: el trabajo del camarero, si se hace bien, no consiste únicamente en preparar la sala, presentar al cliente y presentar los platos, sino en dar la bienvenida al huésped, en hacerle sentir bien, facilidad, haciéndole tener una experiencia totalmente positiva y gratificante. 

Para convertirse en un buen camarero, el camino no es nada fácil y los pasos a seguir ciertamente no se dan por sentados.

Lo primero es nunca caminar con las manos vacías. Durante una jornada laboral recorres varios kilómetros y optimizar tus movimientos no solo beneficia al servicio, sino también a tu salud física. Esos pasos adicionales al final de un día son cientos de metros guardados.

Además, nunca des un paso atrás. Una sala bien gestionada está formada por caminos que no se trazan pero que están muy claros en la mente de quienes allí trabajan, un paso atrás sin mirar llevará algún día a chocar con un colega o un cliente.

Pero también se necesita un buen espíritu de observación. El camarero nunca es «exclusivo» sino siempre «inclusivo», es decir, no adopta comportamientos que el cliente no pueda entender o que le puedan poner en dificultades. 

Estar atento a las señales de los clientes es la mejor forma de cuidarlos y satisfacer sus necesidades. No debemos descuidar a los clientes ni oprimirlos con una presencia excesiva y constante.

Es necesario estudiar la situación, interviniendo de manera oportuna y educada en el momento oportuno.

El trabajo del camarero, si se hace bien, requiere fuerza física, una buena dosis de educación y una fuerte intuición psicológica para empatizar con los clientes.

Un buen camarero no busca la capacidad de organizar y gestionar la sala, sino adaptarla a las necesidades del bartender o del cocinero. Un día se redescubrirá la importancia de esta profesión y luego el camarero volverá a gestionar el mundo de la hostelería.

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